Personalidades

domingo, 27 de marzo de 2022

Isidro Suárez Santiago, una voz de la vieja escuela que no cae en el olvido.

Como bien dice la copla del documental que le hicieron hace algunas décadas a Los Viejos de Gáldar; la isa nació en el campo, al píe de las medianías, donde se cosechan los quesos de Gáldar y de Guía.


Aunque el paraje en el que nació nuestro protagonista no es considerado medianía, sí que está próximo, sin embargo, la vida en Hoya Pineda la podemos equiparar a la que se estila en las medianías grancanarias. Dicho Caserío es un vergel de tradiciones, prueba de ello es la tradición locera del lugar, con la recordada alfarera Juliana Suárez Vega y sus hijas, la arquitectura troglodita del lugar, con sus casas cuevas, el sector primario, la gran tradición de baile y música de este bello barrio, que ha dado muchos folcloristas, entre otras cosas. 


Para ver los orígenes de Isidro Suárez Santiago, debemos situarnos en el 14 de septiembre de 1932, en el mencionado pago de Hoya Pineda. Nació en el seno de una familia humilde, como la mayoría de los niños de la época, hijo de Santiago Suárez y Feliciana Santiago, los cuales dieron vida a seis hijos, siendo Isidro el mayor. Su infancia estuvo marcada por la escasez que reinaba en Canarias, sin embargo, su familia no notó demasiado la escasez, ya que, su padre como no podía ser de otra manera, tenía tierras y animales y, gracias a eso, adquiría el sustento más básico.

 

 

Nuestro protagonista, tuvo la oportunidad de estudiar hasta los 14 años, compaginándolo con la necesaria ayuda a su padre con las tierras y los animales. Coincidente con la finalización de la educación reglada, comienza a tocar la guitarra. Su andadura en grupos empieza en la rondalla del Ayuntamiento de Santa María de Guía dirigida por Alberto Dávila, la cual le facilitó dicho instrumento, ya que, él no tenía y su padre era reacio a su compra. Tanto eran las ganas de aprender de Isidro que acudía a los ensayos caminando desde Hoya Pineda a Santa María de Guía y viceversa.
Cuatrocientas pesetas fue el coste de su primera guitarra, adquirida en Teror, que compró después de ahorrar durante algún tiempo con mucho sacrificio. Buen instrumento este, prueba de ello, es que, fue la que utilizó durante toda su singladura musical.

 

Si nos situamos en 1955, recordaremos el matrimonio que contrajo con Juana Suárez, fruto de su amor fueron sus tres hijos: Ángel, Rodrigo y Juana. La familia Suárez Suárez gozó de todos sus miembros hasta el año 1996, que fue cuando falleció su esposa. Al poco tiempo fallecía su hijo mayor, Ángel.

 

Dedicó su vida profesional a repartir el agua de la Heredad de Aguas de Santa María de Guía, lo que lo convirtió en un gran caminante. Así mismo, es un gran amante de la naturaleza, además de ser gran conocedor de medicina natural, lo que lo ha convertido en un sabio yerbero.

Su trayectoria musical continuó en la A.F. Princesa Tenesoya junto a
miembros de su familia, en la que permaneció durante, aproximadamente, unos diez años, hasta que dicha agrupación desapareció tras la enfermedad y posterior muerte del destacado y recordado folclorista maestro Ignacio Rodríguez. En dicho grupo, coincidió con folcloristas tan destacados como Yayo Pérez, donde consiguieron premios a la mejor agrupación, con canciones tan emblemáticas como La Isa de la primavera.
Tras la muerte de Maestro Ignacio, pidió permiso a la familia del recordado folclorista para ponerle el mismo nombre a un grupo que formaría en Hoya Pineda, el cual pasó a llamarse Rondalla Tenesoya. Este grupo lo funda con muchos miembros de la antigua agrupación como: Yayo Pérez, Francisco León, Nicolás Díaz, Paco Mendoza, etc. además de vecinos del barrio y familiares.



Isidro Suárez fue coetáneo de la saga familiar de “Los Dávilas”, de destacados folcloristas de la talla de:  Juan Gutiérrez, Juan Quintana “El Claca”, Antonio Martín, Manuel González, entre otros. Aunque él no tuvo una notoria popularidad, puedo decir sin miedo a equivocarme que también lo podemos considerar dentro de la flor y nata del folclore del noroeste grancanario.

Nobleza Galdense, fue otro de los colectivos por donde pasó Isidrito, que fundó junto a un grupo de amigos en el barrio de Los Quintanas. Esta aventura duró aproximadamente un año. 



El grupo en el que más tiempo pasó fue Farallón de Tábata, que ingresa en el año 1997, donde pronto deja constancia de su veteranía y sabiduría. El grupo adquiere a uno de los baluartes de la vieja escuela en aquel momento, permaneciendo en el grupo hasta que el estado de salud se lo permitió.


 

La agrupación de Sardina de Gáldar supo reconocerle la aportación al grupo, con el reconocimiento que le brindó en el transcurso del V Encuentro Folclórico  Farallón de Tábata.



Hablar de Isidro Suárez Santiago, es hablar de folclore tradicional, de historia, de humildad, de sabiduría, de discreción, es hablar de alguien extraordinario, que más allá de tocar y cantar, supo salvaguardar lo aprendido y transmitirlo a las generaciones venideras.
Hombre de potente voz, y poseedor del estilo grancanario por bandera, sobre todo en las isas que interpretaba, hombre cantador de la tierra, ya que, sin perder el estilo supo cantar a su manera y con su impronta, que no fue otra si no cantar y que los tocadores lo siguiesen, hecho este poco usual o ya inexistente en los escenarios de Canarias.
Su voz la podemos escuchar dentro del primer trabajo discográfico que grabó la A.F. Farallón de Tábata en el año 2011, bajo el título “Cantares a Gáldar”, donde su voz junto a la de Yayo Pérez, son la joya de la corona del disco.


Hoy recuerdo una copla que siempre me gustó, y que, bajo mi punto de vista, tiene un mensaje encriptado que no está al alcance de entender cualquier persona.


Sereno apaga el farol
no lo lleves encendido
que va mi amor por la calle
y puede ser conocido.

 

Con estas líneas quiero expresar mi reconocimiento y admiración por este folclorista empedernido, que hizo de eslabón imprescindible para que la cadena de las tradiciones no se rompiera, dejando para el recuerdo coplas y vivencias de épocas ya pasadas. Aunque, posiblemente, él no sea consciente de su aportación, sin miedo a equivocarme, puedo afirmar que su familia, amigos y grupos por los que pasó, están muy orgullosos de haber tenido en sus vidas al destacado folclorista Isidro Suárez Santiago.

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