domingo, 19 de junio de 2022

La rama de El Valle a través de los sentires de Cathaysa Jimenez Valencia y, Eulogio Concepción úlimo cestero de Lanzarote, para despedir junio.




El Cabildo de Lanzarote ha presentado el pasado 29 de mayo, una producción audiovisual en homenaje al cestero Eulogio Concepción Perdomo. El vídeo fue presentado por la consejera insular de Artesanía, Carmen Guadalupe, y por la concejala de Artesanía del Ayuntamiento de Haría, Evelia García, en un acto que ha tenido lugar en la Casa Museo Monumento del Campesino.

La consejera puso en valor la figura de Eulogio Concepción como el cestero de Lanzarote, único en su labor y reconocido por el arte de moldear los pírganos de nuestras palmeras. “Este vídeo es nuestro homenaje a una trayectoria que ha dejado el arte de la artesanía de Lanzarote y de Haría en el mejor lugar en toda Canarias, y constituye un ejemplo para futuras generaciones en una actividad cada vez menos practicada”, destacó Guadalupe.

Eulogio Concepción nació en Güímar, en Tenerife, el día 17 de julio de 1933, aunque sus raíces están en Haría. Este ha sido una figura influyente en la artesanía insular, así como en otros ámbitos como la agricultura.

Concepción es conocido como el último cestero de Lanzarote, “llegando a tener que cortar las palmas para surtirse de pírganos por la falta de podadores”, tal y como han explicado los promotores del homenaje.


 




La entrevista de esta semana, es un documento lleno de contenido y que pasará a la posteridad de nuestro programa y de la fiesta de El Valle de Agaete.

En pasados días, tuvo lugar el pregón de las fiestas de San Pedro Apóstol patrono de El Valle de Agaete, este es sin lugar a dudas un lugar singular donde los haya, un paraje que deja boquiabierto hasta el más pintado, si han tenido o tienen la suerte de visitar, verán que no exagero, quizás me quedo corto con la anterior afirmación.


En las palabras de Cathaysa Jiménez Valencia, conoceremos su vida, ya que ella misma en primera persona escribía lo que ponemos a reglón seguido, muchos pensarán que el papel puede aguantar todo lo que se escribe en él, por el contrario, todos los que hemos tenido la suerte de conversar con ella, nos damos cuenta de que su vida y su forma es tal cual nos cuenta.

Me llamo Cathaysa Jiménez y soy del Valle de Agaete, y digo que soy, porque aquí nací, crecí y he vivido toda mi vida. Muchas veces la gente se sorprende del amor que siento por El Valle, de la intensidad con la que me emociono cuando hablo de él. Amo este lugar, es cierto, pero no como ese territorio físico, en el mapa y delimitado, sino como el espacio lleno de significado, ese lugar que contiene toda mi vida, mis emociones y la memoria de las que estuvieron antes que yo.

 

Se me hace complejo hablar de mis 33 años de vida, de mi trayectoria personal y profesional. Puedo ir al grano y contar que estudié Educación Social, y trabajé durante algún tiempo en intervención socioeducativa con jóvenes y en participación ciudadana y, activista de Salvar Agaete. 

Podría hablar de lo mucho que me gusta trabajar con las personas, de que mi hobby preferido es subir y bajar barrancos, abrir caminos o coronar cimas; de cómo espero ansiosa cada año para subir a Tamadaba en busca de La Rama y bailarla como si no hubiera un mañana, de cómo salté de alegría cuando se paralizó la construcción del macromuelle de Agaete, de cómo lloré cuando vi arder El Valle y El Pinar o de cómo me duele el alma cada vez que desdibujan un paisaje con falsas promesas de progreso.


Hablar de mí es mucho más que hablar de un curriculum, de mis entretenimientos o mis pasiones. Si tengo que contar quien soy, solo lo puedo hacer de una manera, porque nada de lo que he llegado a ser hubiese sido posible sin las mujeres de mi vida. 

Crecí en el seno de una familia formada mayoritariamente por mujeres, en el Barrio de San Pedro, entre el Risco de la Escalera y el Pinar deTamadaba. Mis abuelas son el mejor ejemplo de vida que he podido tener; hicieron de El Pinar su segunda casa en tiempos de necesidad, trabajaron la tierra para “otros”, a la vez que criaron y cuidaron la vida, con jornadas de 24 horas al día los 7 días de las semanas, y aun así, siempre nos regalaban una sonrisa y un rato en el patio para regar las helechas, un buchito de café, hacer ganchillo y contarnos las historias “de antes”. 

Sufrieron en sus vidas y sus cuerpos las dificultades de ser mujeres, pobres y rurales. Dormidas en tristes enfermedades de olvido, como muchas mujeres de este norte… Por suerte aún las puedo mirar y cuando lo hago, parece que veo en sus rostros la fuerza de los riscos que nos rodean. Ellas me enseñaron los caminos, a custodiar el territorio, el amor por la tierra y me hicieron paisaje. 



Mi madre y mis tías son para mí las mujeres más sabias con las que me he topado. Ellas
no entienden de tecnicismos, políticas feministas ni teoría del género, porque muy jovencitas tuvieron que abandonar sus estudios primarios para ayudar en la casa. Pero sin leerlo en ningún libro, me hablaron de empoderamiento y de romper patrones; sin darse cuenta, se encargaron de traspasar la sabiduría de las más viejas, de luchar por dignificar la memoria colectiva, de hablar de lo que nadie quería hablar, pero, sobre todo, nos enseñaron y educaron en la libertad y la valentía.



Gracias a todas ellas, soy parte de la primera generación de mi familia que pudo acceder a estudios superiores, aun habiéndome convertido en madre adolescente, siempre confiaron en que era hora de cambiar la historia. Gracias a ellas me he enfrentado a mis miedos y he luchado por mis sueños. Me enseñaron de lo colectivo, de lo mutuo, del cuidar y de que juntas somos más. 


Gracias a ellas pude ser y sé que mis hijas serán.  


Palabras escritas en primera persona, como bien dije anteriormente, si has visto u oído el pregón, Cathaysa te puede contagiar sin quererlo y pretenderlo de todas sus vivencias y experiencias, las cuales son algo más que de ella, son las de una zaga familiar, las de una comunidad que ha sabido mantender los rasgos diferenciardores del lugar y su idiosincracia insertada en el adn de sus gentes, una forma de vida extendida en un núcleo poblacional, donde se respira un ambiente que ya escasea, por desgracia, en la mayoría del territorio de nuestras islas.


Ella, terminó su pregón con estas bonitas décimas.


Y pa’ mi gente del valle:

los bucios hay que afinar
pues debemos recordar
que aquí ya no hay quien nos calle.
No olvidemos ni un detalle:
para animar nuestra rama,
Suso, tu enciende la llama,
que con toda esta emoción
y el caldo en doble ración
ni pisaremos la cama.
Tamadaba nos espera
al final de ese camino
que marca nuestro destino,
que nuestras almas altera.
Y como la vez primera
que retumba el volador
sentimos ese calor
porque esta sí es, de verdad,
la nueva oportunidad

de hacerlo todo mejor.





 

                                                    Música  para este Sábado:


Tardecitas en El Valle - Los Muchachos.

Isa de Los Viejos-  Los Cebolleros.

Flor de Guinate-A.F.Malpaís de La Corona.

A la rama verde.-Los Granjeros

La Rama-Los Muchachos.




Les esperamos en el programa Nº409 dirigido y presentado por Moisés Rodríguez Dirigido técnicamente por Paco Bolaños, durará dicho programa en torno a 120 minutos, donde esperamos que todo lo que allí se exponga sea del interés de todos los oyentes este Sábado  25  de junio a partir de las 12:00 horas de la mañana, no falten a su cita con nuestras costumbres e identidad. 
Recuerda que nos puedes oír en tu radio en la 107.9 FM en Gran Canaria desde Bañaderos Arucas hasta La Aldea de San Nicolás en costas y medianías y en Tenerife desde La Laguna (Los Rodeos) hasta Granadilla de Abona en la costa o mediante la emisión  online en http://www.radiogaldar.blogspot.com/, y en www.galdar.es, ó directamente en el siguiente enlace http://www.ivoox.com/escuchar-online-radio-galdar-fm-107-9_tw_2456_1.html, además puedes escuchar todos los programas que hemos realizado desde la temporada pasada  en www.ivoox.com  poniendo en el buscador Entre Chácaras y Tambores

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