viernes, 29 de julio de 2022

La importancia del estilo en los cantadores de nuestras islas, especialmente en el grancanario.


Al cantar cantar, aires de mi tierra que me hacen soñar, con este estribillo quiero comenzar el artículo de opinión que hoy les traigo, el cual decido escribir para aclarar algunas cuestiones que creo más que necesarias para poder entender el epicentro de la cuestión que quiero tratar. En otro orden de cosas, quiero dejar claro que no quiero levantar ampollas, mucho menos herir sensibilidades, simplemente pretendo dar un punto de vista aderezado con algo de tecnicismo, para poder entender la importancia del tema a tratar.

La palabra estilo estará muy presente en este artículo, por ello voy a recurrir a la R.A.E., donde aparecen múltiples connotaciones, me voy a quedar con la que más encaja con la temática que voy a tratar, hago referencia a esta: "Carácter propio que da a sus obras un artista plástico o un músico".

En la historia de nuestro folclore, a lo largo del tiempo, han destacado un gran ramillete de cantadores y cantadoras, los cuales han tenido muchas cualidades para defender con sus voces los cantos del pueblo canario. Si repasamos quien o quienes han sido los grandes cantadores de la historia, posiblemente podemos pensar en muchos, en los que podemos coincidir, querido lector, o no, pero creo que en esos cantadores hay un común denominador, que no es otro que tener estilo propio o de su zona de influencia.

Los estilos son la credencial que caracteriza a cada cantador o cantadora, dicho de otra forma, podemos decir que es su sello de identidad o rasgo diferenciador que lo caracteriza a la hora de cantar.

Antes de seguir, creo de suma importancia aclarar que no es lo mismo cantar solo, que ser un solista. Cantar solo podemos hacerlo todos, por el contrario, ser solista no está al alcance de todos y todas, solo los que posean unas destacadas cualidades, donde el estilo ocupa gran parte del total, posiblemente sea un gran cantador.

 

Cabe resaltar que, aunque los estilos son muy importantes, no hay un estereotipo en referencia a cómo se debe cantar o no, ya que, es a gusto de cada cantador o cantadora el estilo que quiera darle. Por el contrario, es cierto que, en las zonas geográficas de influencias del cantador en cuestión, hay estilos más comunes entre ellos, donde se pone de manifiesto las formas y maneras que vienen desarrollando desde hace décadas, pero vuelvo y repito, no hay un estilo más valido que otro.

Hace casi una década, el destacado y versado folclorista José Sánchez Bolaños, en unas jornadas de la F.A.F.G.C. celebradas en Arucas, afirmó que el estilo de Gran Canaria, sobre todo en las Isas, se estaba perdiendo, debido a la globalización que el folclore había sufrido, confundiendo muchas personas lo que es de Gran Canaria con lo de Tenerife. Esta afirmación más que acertada, me atrevo a extrapolarla a los demás géneros como: Malagueñas, Seguidillas, Folías, etc.

Los cantadores y cantadoras de nuestras islas, sobre todo los más jóvenes, han estandarizado el estilo, a lo que me atrevo a definir como el folclore urbano, un movimiento este carente de identidad y, digo carente de identidad, porque en su mayoría todos cantan igual, con un patrón muy similar, lleno de florituras, giros, alargamientos, vibratos, ensambles y adornos vocales, que les da a las interpretaciones una belleza, eso sí, depende para quien esté escuchando, porque en ocasiones no se sabe  que están cantado.

Uno de los momentos críticos y de más confusión llega cuando uno de estos cantadores urbanos ingresa en un grupo que tiene un estilo propio, donde el cantador debe respetar la forma de cantar del colectivo en sí, esto dificulta la adaptación del cantador o cantadora al grupo, no porque este cante mal, sino porque al tener una forma y modo de cantar tan globalizados, se hace una labor ardua y compleja que se adapte al grupo.

En ocasiones, resulta complejo, hacerle entender al que canta, que debe modificar su estilo para que se adapte a la idiosincrasia del colectivo, esta tarea pasa por mucha dedicación y paciencia, llegando incluso a tardar años en defender con solvencia y maestría el estilo del grupo.

 Antes de terminar, quiero volver a recalcar que no hay una forma valida para cantar, o sea, que cualquiera puede cantar como quiera, será cuestión de gustos y el valor que el que escucha le ponga. Sin embargo, hay algo que está claro y, es que, el estilo de Gran Canaria cada vez se escucha menos y eso es un grave detrimento para nuestras tradiciones e identidad.

Quizás, para salvaguardar el estilo de Gran Canaria, primero, deberíamos desde los grupos de la isla, potenciar la presencia del mismo en nuestras actuaciones. Recurrir a grabaciones de grupos antiguos, donde aún la globalización no había modificado la esencia y cadencia de los géneros del folclore tradicional de la música de nuestra isla, donde los solistas actuales tengan un ejemplo de como se cantaba el mencionado y añorado estilo grancanario.


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