miércoles, 2 de agosto de 2017

Los hermanos Rodríguez, dos de los tocadores más importantes de la historia folclórica de Gáldar en el siglo XX.



La historia de cualquier pueblo la labran los ciudadanos del mismo, ya que ellos son con sus aportaciones los que hacen tener a los diferentes pueblos su propia cultura.
Dentro de los rasgos culturales que más importancia tienen en nuestras Islas Canarias está el folclore, que lo podemos denominar como la expresión espontánea del pueblo donde se ponen de manifiesto múltiples acciones como la artesanía, las costumbres, las historias orales, los bailes, los cantos, los toques, etc…
El municipio de Gáldar es cuna de folclore, prácticamente todos los barrios y pagos mediante sus vecinos han contribuido a que tengamos un folclore rico en muchas de las manifestaciones que enumeraba anteriormente. Uno de los barrios más importantes en cuanto aportaciones de sus vecinos se refiere en Gáldar es Barrial, este barrio fue testigo del nacimiento de uno de los grupos más importante en la historia de los bailes en Canarias como fueron Los Viejos de Gáldar. Barrial también ha sido cuna artesana con la presencia de la saga familiar García Déniz, que lleva más de 160 años labrando los cotizados y valorados cuchillos canarios, traspasando estos incluso las fronteras de nuestras islas. Los tocadores de cuerdas nacidos en el barrio han formado parte de los dos grupos más importantes que afloraron en Gáldar en el pasado siglo XX.

Tras el matrimonio de Pedro Rodríguez y Marina Molina, nacieron en Barrial Juan Rodríguez Molina (15-04-1918) y José Rodríguez Molina (04-01-1925), ambos desarrollaron su niñez y adolescencia en el barrio. Recuerda José cómo su infancia estuvo marcada por la Guerra Civil que azotaba en aquel entonces a España, un período de muchas vicisitudes y hambre. Desde muy niño José recuerda a su padre y a otros amigos del mismo tocando la guitarra y parrandeando, apunta que eran muy buenos parranderos y que pasaban muchos ratos de parranda, eso a él lo entusiasmaba y le despertaba la curiosidad por ver cómo tocaban y cantaban, no perdía detalle de cómo colocaban los dedos en los acordes. José siempre le insistía a su padre a que lo enseñase a tocar la guitarra, cosa que no ocurría, ya que no era propio para los niños de aquella época. Un buen día, cuando tenía 11 años, su padre lo mandó a comprar un juego de cuerdas para la guitarra a casa de Ascensión, cuando se lo llevó y se lo puso  el padre lo llamó y le dio las primeras clases de cómo se tocar la guitarra, pero José, que ya había estado poniendo atención mientras su padre tocaba, tenía nociones de cómo hacerlo; su padre se quedó muy sorprendido en ver  cómo su hijo progresaba rápidamente, también ayudó mucho la presencia de Faustino, amigo de la familia que le prestaba la guitarra a José y le hacía alguna corrección. En tan solo unos meses José dominaba a la perfección la guitarra, apuntaba muy buenas maneras y hacía presagiar el buen tocador que es, eso sí, de oído.

En cuanto a Juan la forma en que aprendió a tocar fue en su estancia en el cuartel (información dada por José). Juntos compartían  ratos de parranda, se ponían en casa a sacar nuevas canciones que oían por la radio o que simplemente les daba algún conocido, durante toda la vida estuvieron muy apegados, no solo en lo musical, sino también en lo afectivo eran inseparables.

La vida laboral de estos dos genios de la guitarra estuvo ligada a las más duras labores que se ofertaban en aquellos tiempos. Juan dedicó su vida a la agricultura, experto en desflorillar las plataneras; y José desde muy niño, junto a su padre se dedicaba a la recolección de picón, también trabajó en la agricultura e incluso llegó a trabajar un mes en Tenerife. Cuando la situación económica se los permitió, tanto Juan como José adquirieron sus primeras guitarras elaboradas por el fantástico zapatero maestro Eustaquio Martín. La guitarra de José aún existe, si alguien está interesado en verla puede pasar por el bar ubicado en Gáldar “La trastienda de Chago”.




Desde muy jóvenes ambos estuvieron vinculados a uno de los grupos que nacía en Gáldar a principios de la década de los años cuarenta del pasado siglo XX, este recordado y añorado grupo se hizo llamar “Los Hijos de La Noche”, dicho nombre vino marcado por la genialidad de Antonio Martín, ya que el grupo era muy propicio a dar serenatas y parrandas nocturnas que duraban noches enteras. Los Hijos de La Noche supieron poner en exposición el legado más tradicional que fue heredado de los mayores de aquel entonces y que combinaban con algún que otro género venido de fuera que no dejaba indiferente ni al más pintado; el ámbito de actuación era en la isla de Gran Canaria, donde sobre todo eran requeridos para bodas, romerías, concursos y bailes de cuerdas, estampa usual por aquellos años.
En la mayoría de las actuaciones de los grupos siempre suceden cosas que se pueden contar y otras que no se deben contar, en una de esas actuaciones recuerda José que sucedió un hecho insólito; mientras Los Hijos de La Noche tocaban en la celebración de una boda en la zona conocida como El Molino de Viento, hoy día Majadillas, en el municipio de Gáldar, Antonio Martín se precipitó a una mareta de la zona y tuvieron que tirarse a sacarlo. En dichas actuaciones se cobraba algún dinerillo, una vez que se sacaba para los gastos derivados de la mismas se repartía el dinero sobrante entre los componentes y daba para ayudar en casa. Otra de las actuaciones que le gustaba mucho a José era cuando tocaban para que Los Viejos de Gáldar bailasen, apunta que era un verdadero espectáculo.


Los Hijos de La Noche estuvo conformado por los mejores folcloristas que había en la zona, la genialidad de Antonio Martin, la exquisitez musical de Juan Gutiérrez, director musical del grupo, Juan Estupiñán, Manolo Sánchez, Pancho Saavedra, Isidro Martín, Manuel Ríos, Luis Molina y por supuesto Juan y José, los hermanos Rodríguez, que era como se conocían cariñosamente.


A finales de la década de los años 60 del pasado siglo XX se apoderan de las islas unas inquietudes, entre ellas la recuperación de unas señas de identidad a través del redescubrimiento del folclore en su exacta vinculación con las capas y clases más populares, así nace un estilo que rompe con la línea que llevaba el folclore hasta aquel momento apareciendo grupos como Los Gofiones, Los Sabandeños, Los Granjeros, etc…
En Gáldar, el 1 de septiembre de 1970 nace uno de estos grupos Los Cebolleros, los cuales nacieron con un pan bajo el brazo, y digo con un pan bajo el brazo porque solamente un mes y poco después de fundarse, Juan Manuel Suárez, secretario del Ayto. de Gáldar, se pone en contacto con Los Cebolleros para la posible inclusión de Los Hijos de La Noche en el grupo, idea que no fue desechada. En poco tiempo los experimentados folcloristas dieron al joven colectivo identidad, calidad, experiencia etc… lo que hizo que Los Cebolleros dieran un gran salto y se pusieran entre los más destacados del panorama regional. Como no podía ser de otra manera los hermanos Rodríguez también formaron parte de aquel acontecimiento histórico.

Otro de los momentos cumbre del paso de los hermanos Rodríguez por Los Cebolleros fue el 31 de marzo de 1987 cuando realizaron la grabación del programa de TVEC Tenderete, donde salían al panorama de Canarias con canciones inéditas como La Magua  de Antonio Padrón, o Piedras de barranco de Manuel Sosa. La grabación de aquel programa sirvió de escaparate para el grupo galdense que venía de despertarse de un breve letargo. José comenta que tras aquella grabación Los Cebolleros visitaron todas las islas menos La Gomera y La Graciosa, recuerda con gran añoranza los grandes momentos vividos junto al grupo, pero sobre todo junto a su hermano Juan.




En el año 1986 surge la idea de fundar una Agrupación Lírica o rondalla de carnaval, por lo que nace en Gáldar “Algaldar”, donde los hermanos Rodríguez son fundadores. Este colectivo surgió tras la fusión artística de Los Cebolleros y la Coral Polifónica de Gáldar.
Los hermanos Rodríguez tuvieron la posibilidad de grabar tres trabajos discográficos a la guitarra, en el año 1972 en el primer disco de Los Cebolleros, con el mismo grupo en el disco “Homenaje a Antonio Padrón” en el año 1987, y en ese mismo año en el primer disco de “Algaldar”.
El 23 de mayo de 1988 ocurrió un suceso trágico en la vida de estos dos grandes folcloristas, Juan fallecía en un desafortunado accidente de tráfico en la Bajada de Las Guayarminas en Gáldar, a la altura del bar de Cristóbal Vera, José, emocionado, relata que tiempo después se incorporó a los ensayos de Los Cebolleros pero que cuando llegó al ensayo y comenzó no pudo evitar emocionarse y tuvo que abandonarlo; nunca más ha vuelto a participar en ningún grupo.
Los hermanos Rodríguez, Juan y José o José y Juan, han sido dos personas sencillas, humildes, trabajadoras, con una simpatía sana y con un saber estar inmejorable en las difíciles situaciones que pasan los grupos, ellos siempre formaban parte de la solución y no del problema, ya que su carácter noble y conciliador los hacia ser ejemplares. Sus vidas folclóricas empezaron desde muy jóvenes mostrando su amor y admiración por lo nuestro, han estado ligados a los dos colectivos musicales más importantes que ha visto nacer el municipio de Gáldar como son Los Hijos de La Noche y Los Cebolleros, el pertenecer a estos grupos no ha sido por casualidad ya que han sido dos grandes tocadores de guitarra, de lo mejorcito que se ha podido ver en Barrial sin que exista ningún otro precedente de tales características en el barrio.





No hay comentarios:

Publicar un comentario