El
mes de noviembre casi toca su fin, lo cual quiere decir que en breves días
llegarán las celebraciones navideñas del pueblo canario, con sus múltiples y
variadas representaciones que tienen lugar en nuestras islas, todas ellas con
el mismo objetivo, que es el de rendirle honores al mesías prometido.
Antes
de que los canarios se metan de lleno en la celebración de la natividad de
Jesús, el treinta de noviembre se celebra la festividad de San Andrés, una
fiesta que en diferentes lugares de nuestra tierra canaria se vive en familia,
y digo en familia ya que hay actos para todos los gustos y edades, donde la más exquisita gastronomía y las
fiestas populares en las calles de Canarias forman parte esencial de la
tradicional festividad de este Santo tan peculiar.
Antes
de pasar a conocer las diferentes manifestaciones que alberga la festividad de
San Andrés en nuestro archipiélago, vamos a conocerle.
Hay
varias reseñas históricas que hablan de la relación de San Andrés con las
manifestaciones que tienen lugar, pero otras hablan de solo darle el apellido
de San Andrés a las fiestas. Se dice que San Andrés, en lo que a la religión se
refiere, era cojo, llegó bebido y lleno de cacharros
a finales de noviembre y no el primer día de noviembre como todos los santos. Otros
afirman que el santo se trincó tal tiempla
que se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de cacharros
que los menudos le habían colgado de su
atavío. Algunos sacerdotes sostienen que
hay unos lazos de unión en cuanto al
martirio del santo se refiere, el cual fue degollado y arrastrado.
Otras teorías hablan de la
extinción de plagas de langostas o cigarras, ya que el ruido de los cacharros
hacían que se ahuyentaran, teoría
bastante locuaz y cierta, ya que en Gran Canaria, en lo que se refiere al Voto
de Bergara en Santa María de Guía, las cajas de guerra fueron la base para
hacer ruido y extinguir la plaga de langostas que azotó el noroeste grancanario
en 1811. Otra de las hipótesis habla de una festividad asociada al vino y a los
bodegueros en la isla de Tenerife, ya que por ejemplo en El Hierro se abren las
bodegas en la festividad de todos los Santos o en la isla de La Palma el 11 de
noviembre con la festividad de San Martín.
Aprovecho para dejar esta copla tan popular en la isla corazón:
San Martín
tirín tintín
fuego a la castaña
y mano al barril
Por
todo lo anteriormente expuesto hay quien sostiene el argumento que se trata de
una clara institucionalización de
esta festividad tan peculiar en Canarias.
Ya lejos de la parte institucional que
pueda tener cualquier acto que hoy se celebra en los diferentes lugares de
Canarias, hay que decir que las fiestas son del pueblo y es la gente llana y
sencilla la que ha podido cuidar, mantener, divulgar y transmitir estas fiestas
tan arraigadas a los rasgos característicos que nos identifican como pueblo.
A continuación voy a darles a conocer
algunas de las fiestas más populares que se celebran en Canarias.

Una vez dicho esto, tomas más valor aun si cabe, si decimos que en
Icod no se celebra ningún acto religioso que tenga que ver con San Andrés.
Apunto alguna sugerencia que me ha
transmitido algún vecino de Icod en determinadas entrevistas realizadas por mí
en cuanto a la festividad de las tablas se refiere: “lo correcto puede
ser llamar a esta tradición "Las
Tablas de Icod de los Vinos", por ejemplo, o "Las Tablas del 30 de
noviembre", pero el boca a boca le sigue dando por ahora el nombre que
tiene. Es cuestión de que la gente, sobre todo los más pequeños, vayan
entendiendo el sentido de la fiesta y le vayan corrigiendo el nombre con el
tiempo, por interpretar y vivir la cultura de su entorno correctamente. Da
igual cómo llamen a esta tradición las instituciones o la prensa. Es una fiesta
del pueblo y de nadie más, no es de la Iglesia ni de ninguna institución. Es
una fiesta de la gente, que ha surgido como fruto de su esfuerzo y de su
capacidad para salir adelante por sí misma”.

El punto más alto de nuestras islas lo encontramos en Tenerife,
donde el padre Teide gigante se alza a casi 4000 metros de altitud, de ahí las grades pendientes que se pueden encontrar
en la isla picuda, por lo que Icod de Los Vinos es uno de los municipios que la
orografía típica del norte de Tenerife
destaca por la variedad de pendientes
que se puede encontrar en él, desde su zona alta hasta el mar.

Para los bodegueros era
usual transportar las pipas vacías desde las medianías hasta la costa,
parta proceder a limpiarlos con agua salada. Al no poseer, por aquel entonces,
de medios de transporte adecuados, los toneles se trasportaban cuesta abajo, ya fuese rodando o sobre unas
tablas. De este modo las maderas se deslizaban camino del mar.
Se puede llegar a la conclusión de que los que bajaban estas pipas
hasta el mar, viesen en las tablas una distracción , sobre todo los más jóvenes,
ya que ellos iban subidos a las tablas
donde se trasportaban las pipas, o sobre las suyas propias, tomándose de esta
manera la tradición de la limpieza de los toneles como una cita fija en el calendario para la
diversión.
Cada
30 de noviembre en Tenerife se estrenan las pipas del vino nuevo de la
temporada que coincide, como ya hemos dicho, con la festividad de San Andrés. En
el norte de Tenerife, en Icod, se pasan unos días en familia para todos los
gustos y edades, como la apertura de la primera botella del vino de la nueva
temporada, concursos, talleres y el arrastre de las tablas, que sin lugar a
dudas es el escaparate festivo de Icod.
Las
tablas no tiene una edad propia para su disfrute, ya que desde muy temprana
edad los menudos forman parte de este arte, pero que junto a los mayores hacen
las delicias, unos por la adrenalina que supone lanzarse y otros por los
recuerdos que llegan de algunas décadas atrás cuando eran niños. Las numerosas
calles empinadas de diferente
inclinación se vuelven el escenario perfecto para el disfrute de todos.
La
tabla se ha convertido en un artilugio personalizado, ya que muchas son las
peculiaridades que hoy día se pueden observar, como asas para mejor conducción
y transporte, un cojín para ganar confort, algunos decorados con diferentes
alegorías, etc..., pero un elemento que sigue siendo de obligada instalación es
el apoya pies, ya que ayudará a no salirse de la tabla hasta llegar al final de
la cuesta, donde aguarda una montaña de neumáticos tan grande como los usuarios
deseen.

Los
días 29 y 30 de noviembre, es cuando Icod se convierte en la capital ocasional
de las tablas. Durante todo el mes los jóvenes toman las calles con el tráfico
de vehículos, donde los conductores colaboran en la convivencia ocasional de
compartir las calles con las tablas. La organización entre los más jóvenes
funciona a la perfección ya que se organizan para no sufrir ningún accidente,
la vecindad es participe de esta manifestación y dan donativos para la creación
de tablas. En los dos días de la festividad de las tablas, las calles están
reservadas para la festividad, donde la calle de El Plano se convierte en el
epicentro de la festividad, congregando a un destacado número de personas, unas
como público y otros como participe.
Tal
ha sido el calado social en Icod de Los
Vinos que el Ayto en noviembre del año
2006 inauguró el monumento “Icod, al arrastre de las Tablas de San
Andrés” fue inaugurado el 30 de Noviembre de 2006, ubicado en el lateral de
la Casa de los Cáceres. Es una obra del artista natural de Sotillo de la Adrada
(Ávila) y afincado en Icod de los Vinos, Javier Huerta. Se trata de una
escultura en hierro forjado, material con el que trabaja habitualmente, que
representa el arrastre de las tablas, y que plasma la postura habitual que se
adopta sobre una tabla yendo cuesta abajo a toda velocidad. Queda así plasmada
la tradición de forma permanente a modo de monumento de referencia que los
turistas podrán reconocer a su paso por el municipio.

Una
celebración que nos tendríamos que remontar para conocer su origen a finales de la década de los 70 y los años 80 del pasado siglo, para
recordar su máximo apogeo, que tras un
periodo de poca participación y difusión de esta peculiar manifestación, en los
últimos años está volviendo a tener bastante participación ya que se ha hecho
un trabajo en los colegio con los menudos, además de la asociación
cultural La Escalera en La Orotava y la recuperación del lugar de origen de la
tradición en torno a la conocida Plaza del Charco en el Puerto de la Cruz con el apoyo y organización del Ayuntamiento de la
ciudad, entre todos han ayudado a que se conocida y que al menos no se pierda.
Actualmente la
Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, ofrece
a los centros públicos una información sobre estas fiestas para que aquellos
que lo deseen la celebren. En muchos colegios realizan esta actividad en toda
la isla de Tenerife, saliendo los alumnos por las calles próximas a los centros
y animando a los vecinos a participar en tan singular fiesta.
Sin lugar a dudas, correr
el cacharro se ha convertido en manifestación festiva más tradicional de las
fiestas en honor a San Andrés. Además cabe destacar que le cacharro se celebra cuando la tarde del 29 de noviembre
toca su fin, ya que los pequeños y jóvenes
salen a las calles, para armar lo que podríamos catalogar con un
verdadero escándalo el cual que no deja
indiferente ni a nativos ni foráneos. Una fiesta que comienza días antes a la víspera del día de San Andrés, ya que hay que preparar el
cacharro, así que todo el que quiera participar se pasa un periodo considerable
de tiempo recopilando cacharros (latas, chapas de botellas, cualquier objeto en
desuso que haga ruido), que luego enhebran en una verga y arrastran por todas
las calles, armando una escandalera de Dios padre.
Gastronomía. Como ya hemos dicho en Tenerife se abre la
temporada de vino por San Andrés, por lo que es una fecha también muy señalada
para bodegueros y vinicultores, ya que arranca la temporada de vino y además es
tradicional degustar junto al vino de
temporada, las castañas ese fruto seco tan característico de esta época
otoñal, y
sardinas u otro pescado salado.
Los
Guachinches. Empiezan su actividad desde
este día, es usual ver sobre todo en la zona norte de la isla de Tenerife estos
peculiares establecimientos hosteleros ubicados en los garajes de las casas, con el objetivo de vender el nuevo vino
de la cosecha propia. Un periodo de apertura que se acabara cuando el vino elaborado
se acabe. El vino se acompañaba de carne de fiesta, garbanzada, tollos,
escaldón, etc… Una cultura la del Guachinche que cada vez cuesta más ver algún
establecimiento con los rasgos diferenciadores de este tipo de locales, ya que
se han convertido en auténticos restaurantes, donde ofrecen una carta con
decenas de platos y bebidas. De hecho, su abundante número,
y el hecho de que cada año abran nuevos establecimientos y cierren otros, han
hecho imposible cualquier intento de censo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario