La historia de
cualquier pueblo la labran los ciudadanos del mismo, ya que ellos son con sus
aportaciones los que hacen tener a los diferentes pueblos su propia cultura.
Dentro de los rasgos
culturales que más importancia tienen en nuestras Islas Canarias está el
folclore, que lo podemos denominar como la expresión espontánea del pueblo
donde se ponen de manifiesto múltiples acciones como la artesanía, las
costumbres, las historias orales, los bailes, los cantos, los toques, etc…
El municipio de
Gáldar es cuna de folclore, prácticamente todos los barrios y pagos mediante
sus vecinos han contribuido a que tengamos un folclore rico en muchas de las
manifestaciones que enumeraba anteriormente. Uno de los barrios más importantes
en cuanto aportaciones de sus vecinos se refiere en Gáldar es Barrial, este
barrio fue testigo del nacimiento de uno de los grupos más importante en la
historia de los bailes en Canarias como fueron Los Viejos de Gáldar. Barrial
también ha sido cuna artesana con la presencia de la saga familiar García
Déniz, que lleva más de 160 años labrando los cotizados y valorados cuchillos
canarios, traspasando estos incluso las fronteras de nuestras islas. Los
tocadores de cuerdas nacidos en el barrio han formado parte de los dos grupos
más importantes que afloraron en Gáldar en el pasado siglo XX.
Tras el matrimonio
de Pedro Rodríguez y Marina Molina, nacieron en Barrial Juan Rodríguez Molina
(15-04-1918) y José Rodríguez Molina (04-01-1925), ambos desarrollaron su niñez
y adolescencia en el barrio. Recuerda José cómo su infancia estuvo marcada por
la Guerra Civil que azotaba en aquel entonces a España, un período de muchas
vicisitudes y hambre. Desde muy niño José recuerda a su padre y a otros amigos
del mismo tocando la guitarra y parrandeando, apunta que eran muy buenos
parranderos y que pasaban muchos ratos de parranda, eso a él lo entusiasmaba y
le despertaba la curiosidad por ver cómo tocaban y cantaban, no perdía detalle
de cómo colocaban los dedos en los acordes. José siempre le insistía a su padre
a que lo enseñase a tocar la guitarra, cosa que no ocurría, ya que no era
propio para los niños de aquella época. Un buen día, cuando tenía 11 años, su
padre lo mandó a comprar un juego de cuerdas para la guitarra a casa de
Ascensión, cuando se lo llevó y se lo puso el padre lo llamó y le dio las
primeras clases de cómo se tocar la guitarra, pero José, que ya había estado
poniendo atención mientras su padre tocaba, tenía nociones de cómo hacerlo; su
padre se quedó muy sorprendido en ver cómo su hijo progresaba
rápidamente, también ayudó mucho la presencia de Faustino, amigo de la familia
que le prestaba la guitarra a José y le hacía alguna corrección. En tan solo
unos meses José dominaba a la perfección la guitarra, apuntaba muy buenas
maneras y hacía presagiar el buen tocador que es, eso sí, de oído.
En cuanto a Juan la
forma en que aprendió a tocar fue en su estancia en el cuartel (información
dada por José). Juntos compartían ratos de parranda, se ponían en casa a
sacar nuevas canciones que oían por la radio o que simplemente les daba algún
conocido, durante toda la vida estuvieron muy apegados, no solo en lo musical,
sino también en lo afectivo eran inseparables.
La vida laboral de
estos dos genios de la guitarra estuvo ligada a las más duras labores que se
ofertaban en aquellos tiempos. Juan dedicó su vida a la agricultura, experto en
desflorillar las plataneras; y José desde muy niño, junto a su padre se
dedicaba a la recolección de picón, también trabajó en la agricultura e incluso
llegó a trabajar un mes en Tenerife. Cuando la situación económica se los
permitió, tanto Juan como José adquirieron sus primeras guitarras elaboradas
por el fantástico zapatero maestro Eustaquio Martín. La guitarra de José aún
existe, si alguien está interesado en verla puede pasar por el bar ubicado en
Gáldar “La trastienda de Chago”.
Desde muy jóvenes ambos estuvieron vinculados a uno de los grupos que nacía en Gáldar a principios de la década de los años cuarenta del pasado siglo XX, este recordado y añorado grupo se hizo llamar “Los Hijos de La Noche”, dicho nombre vino marcado por la genialidad de Antonio Martín, ya que el grupo era muy propicio a dar serenatas y parrandas nocturnas que duraban noches enteras. Los Hijos de La Noche supieron poner en exposición el legado más tradicional que fue heredado de los mayores de aquel entonces y que combinaban con algún que otro género venido de fuera que no dejaba indiferente ni al más pintado; el ámbito de actuación era en la isla de Gran Canaria, donde sobre todo eran requeridos para bodas, romerías, concursos y bailes de cuerdas, estampa usual por aquellos años.
En la mayoría de las
actuaciones de los grupos siempre suceden cosas que se pueden contar y otras
que no se deben contar, en una de esas actuaciones recuerda José que sucedió un
hecho insólito; mientras Los Hijos de La Noche tocaban en la celebración de una
boda en la zona conocida como El Molino de Viento, hoy día Majadillas, en el
municipio de Gáldar, Antonio Martín se precipitó a una mareta de la zona y
tuvieron que tirarse a sacarlo. En dichas actuaciones se cobraba algún
dinerillo, una vez que se sacaba para los gastos derivados de la mismas se
repartía el dinero sobrante entre los componentes y daba para ayudar en casa.
Otra de las actuaciones que le gustaba mucho a José era cuando tocaban para que
Los Viejos de Gáldar bailasen, apunta que era un verdadero espectáculo.
Los Hijos de La
Noche estuvo conformado por los mejores folcloristas que había en la zona, la
genialidad de Antonio Martin, la exquisitez musical de Juan Gutiérrez, director
musical del grupo, Juan Estupiñán, Manolo Sánchez, Pancho Saavedra, Isidro
Martín, Manuel Ríos, Luis Molina y por supuesto Juan y José, los hermanos
Rodríguez, que era como se conocían cariñosamente.
A finales de la
década de los años 60 del pasado siglo XX se apoderan de las islas unas
inquietudes, entre ellas la recuperación de unas señas de identidad a través
del redescubrimiento del folclore en su exacta vinculación con las capas y
clases más populares, así nace un estilo que rompe con la línea que llevaba el
folclore hasta aquel momento apareciendo grupos como Los Gofiones, Los Sabandeños,
Los Granjeros, etc…
En Gáldar, el 1 de
septiembre de 1970 nace uno de estos grupos Los Cebolleros, los cuales nacieron
con un pan bajo el brazo, y digo con un pan bajo el brazo porque solamente un
mes y poco después de fundarse, Juan Manuel Suárez, secretario del Ayto. de
Gáldar, se pone en contacto con Los Cebolleros para la posible inclusión de Los
Hijos de La Noche en el grupo, idea que no fue desechada. En poco tiempo los
experimentados folcloristas dieron al joven colectivo identidad, calidad, experiencia
etc… lo que hizo que Los Cebolleros dieran un gran salto y se pusieran entre
los más destacados del panorama regional. Como no podía ser de otra manera los
hermanos Rodríguez también formaron parte de aquel acontecimiento histórico.
Otro de los momentos
cumbre del paso de los hermanos Rodríguez por Los Cebolleros fue el 31 de marzo
de 1987 cuando realizaron la grabación del programa de TVEC Tenderete, donde
salían al panorama de Canarias con canciones inéditas como La Magua de
Antonio Padrón, o Piedras de barranco de Manuel Sosa. La grabación de aquel
programa sirvió de escaparate para el grupo galdense que venía de despertarse
de un breve letargo. José comenta que tras aquella grabación Los Cebolleros
visitaron todas las islas menos La Gomera y La Graciosa, recuerda con gran
añoranza los grandes momentos vividos junto al grupo, pero sobre todo junto a
su hermano Juan.
En el año 1986 surge
la idea de fundar una Agrupación Lírica o rondalla de carnaval, por lo que nace
en Gáldar “Algaldar”, donde los hermanos Rodríguez son fundadores. Este
colectivo surgió tras la fusión artística de Los Cebolleros y la Coral
Polifónica de Gáldar.
Los hermanos
Rodríguez tuvieron la posibilidad de grabar tres trabajos discográficos a la
guitarra, en el año 1972 en el primer disco de Los Cebolleros, con el mismo
grupo en el disco “Homenaje a Antonio Padrón” en el año 1987, y en ese mismo
año en el primer disco de “Algaldar”.
El 23 de mayo de
1988 ocurrió un suceso trágico en la vida de estos dos grandes folcloristas,
Juan fallecía en un desafortunado accidente de tráfico en la Bajada de Las
Guayarminas en Gáldar, a la altura del bar de Cristóbal Vera, José, emocionado,
relata que tiempo después se incorporó a los ensayos de Los Cebolleros pero que
cuando llegó al ensayo y comenzó no pudo evitar emocionarse y tuvo que
abandonarlo; nunca más ha vuelto a participar en ningún grupo.
Los hermanos
Rodríguez, Juan y José o José y Juan, han sido dos personas sencillas,
humildes, trabajadoras, con una simpatía sana y con un saber estar inmejorable
en las difíciles situaciones que pasan los grupos, ellos siempre formaban parte
de la solución y no del problema, ya que su carácter noble y conciliador los
hacia ser ejemplares. Sus vidas folclóricas empezaron desde muy jóvenes
mostrando su amor y admiración por lo nuestro, han estado ligados a los dos
colectivos musicales más importantes que ha visto nacer el municipio de Gáldar
como son Los Hijos de La Noche y Los Cebolleros, el pertenecer a estos grupos
no ha sido por casualidad ya que han sido dos grandes tocadores de guitarra, de
lo mejorcito que se ha podido ver en Barrial sin que exista ningún otro
precedente de tales características en el barrio.
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