El principio de la década de los años 80 del pasado siglo XX fue una época donde los grupos menguaron mucho su actividad, llegando algunos a hacer un alto en el camino para tiempo después regresar con más fuerza, un fenómeno que podemos trasladar más allá de las fronteras de Gáldar a todo el ámbito del Archipiélago. Sin embargo, lo expuesto anteriormente no fue motivo para que nacieran nuevos colectivos donde los jóvenes empezaban a tomar conciencia en el panorama musical de nuestras islas, donde con otras formas y otros modos afloraron en Canarias grupos con nuevas y exquisitas dotes musicales.
Como bien dije al principio de este artículo, la década de los años 80 fue una época de poco éxito en referencia al número de colectivos, por ello, en el año 1985, a lo que empezó siendo una parranda de amigos del municipio de Gáldar que se reunía en un local cultural llamado “Azarug” fueron agregándose nuevos componentes, por las buenas sensaciones que en ella se palpaban, por ello se pensó seriamente en hacer un nuevo grupo de música folclórica canaria.
Aunque este grupo de gente joven tenía mucho entusiasmo, ganas y la fuerza de la savia nueva, sucedió lo que era más que previsible, tuvieron falta de componentes para poder hacer un grupo compacto y a la altura de la circunstancias, a lo que hay que añadirle que era solo de hombres, por lo que se cerraba aún más si cabe la búsqueda de componentes, sin embargo al poco tiempo no había que buscar a nadie, porque venían por sí solos.
Lograron aglutinar en sus filas a casi una treintena de componentes, pero como en todo comienzo habían detalles que se pasaron por alto, uno de ellos fueron los instrumentos para poder afrontar las actuaciones, por tal motivo recolectaron entre amigos y conocidos los instrumentos necesarios para poder realizar el trabajo musical. Como anécdota curiosa cabe resaltar que Los Cebolleros le prestaron el contrabajo, ya que era imposible poder tener uno propio, al menos al principio; también del legendario colectivo pudieron aglutinar algunas letras. Tiempo después el Cabildo de Gran Canaria y el Ayto. De Gáldar concedieron subvenciones para instrumentos, por lo que pudieron devolver los prestados.
Este grupo de jóvenes que tuvieron como común denominador los valores más profundos de la tradición heredada de los mayores y la formación adquirida, dieron como fruto maduro al grupo “Altahay”, nombre este unido a la cultura indígena tan presente en la historia y en la ciudadanía de Gáldar, que según apuntan las crónicas de la historia significa “valiente”, “noble”. Varias son las crónicas de los viajeros que pasaron por nuestras islas en tiempos remotos. El cronista Abréu Galindo dice: “los valientes llamados Altahay, nombre por ellos muy honrado”, apelativo que aparece con otras variantes según diferentes autores: “Altiha”, “Altihay”, “Altaha”, “Altahas”.
Este grupo tuvo entre sus principales misiones y objetivos el realzamiento del acervo cultural de la comarca, así como también estimular el acercamiento del público de aquella época a nuestras raíces musicales.
Aunque este grupo no duró mucho tiempo, en su corta pero intensa trayectoria tuvo la oportunidad de actuar en sitios como en “Hoya Pineda” el 6 de junio de 1985, esa fue la primera actuación; Santa María de Guía, La Atalaya, Agumastel en San Isidro de Gáldar; estas cuatro primeras actuaciones fueron el preludio hasta la presentación oficial realizada el 18 de julio de 1985, en el Teatro municipal de Gáldar. Continuaron su actividad en sitios como Moya, Teror, Los Dos Roques, Caleta Arriba, Barrial, Las Palmas, Cañada Honda, Anzo, Caideros, etc. con un total de 22 actuaciones. En Nido Cuervo como último escenario cerraron su actividad en las tablas.
El repertorio de este grupo estuvo conformado por temas como Berlina de La Palma, Isa de la paja, Chiquilla mía, Isa Lagartera, Bolero para Gáldar, Por Santo Domingo Viene, Himno a Canarias, El Caracol, Oh Señor Bartolo, Isa parrandera, Polca de Cho Pepe, etc... En la época de Navidad interpretaron villancicos como Corre corre al portalito, Pastorcillo, etc...
En sus actuaciones portaban vestimentas de campesinado galdense de los siglos XVIII y XIX, tal como representó Williams en el grabado de nuestra ciudad y siendo fieles ropas conservadas en Gáldar.
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